Las calderas de biomasa permiten ahorrar energía en la calefacción de la vivienda, local o edificio utilizando recursos naturales sobrantes como los pellets, huesos de aceituna o cáscaras de frutos secos. En definitiva se trata de escoger el “combustible” que tenga una mayor energía calorífica y sea más eficiente en las calderas.
Pellets
Uno de los combustibles más habituales en las calderas de biomasa son los pellets. Su nombre procede directamente del inglés y hace referencia a su forma alargada de cilindro.
El pellet se fabrica utilizando restos de madera que se tritura hasta conseguir serrín. Procede de podas y de carpinterías, donde empresas especializadas se ocupan de recogerlo para su posterior tratamiento. Su forma se consigue por presión mecánica, no siendo necesario ningún aditivo, sino que la propia lignina de la madera hace de pegamento natural.
El poder calorífico de los pellets o su energía calorífica depende de varios factores como el tipo de madera utilizado y si se han añadido aditivos para mejorar su combustión. No obstante, utilizado en estufas de biomasa es un combustible que precisa de pocas cantidades para generar el calor necesario en la vivienda. Bien es cierto que, como madera que es, produce una mínima cantidad de cenizas.
Hueso de aceituna
El hueso de aceituna es un residuo que se produce en las almazaras como consecuencia del tratamiento mecánico de la extracción del aceite. Su presentación puede ser tal cual como hueso del fruto o en triturado y en forma de pastillas o cápsulas (pellets de aceitunas). Eso sí, siempre se utiliza en las calderas de biomasa una vez limpio y seco.
Principales similitudes y diferencias
Pellets y huesos de aceitunas son esencialmente madera. De hecho, es posible comprar pellets para calderas de biomasa fabricados entre otros elementos como huesos de aceituna. Si bien, los pellets se diferencian en varias categorías según los procedimientos estandarizados de fabricación.
Se puede decir sin error que el poder calorífico del pellet es igual al hueso de aceituna, alrededor de 4500 Kcal/kg, siendo dos de los combustibles para calderas de biomasa con mayor coeficiente de calor aportado por unidad de peso.
Realmente, la diferencia que puede hacer optar por uno u otro combustible para la caldera es el precio. Si bien la diferencia suele ser mínima y depender de factores como el transporte, más que por el propio material. En ambos casos supone un ahorro energético considerable con el uso de calderas de biomasa.