Si realmente pagases solo la luz que gastas, el importe de la factura de la luz sería menos de la mitad. Esta es la conclusión a la que se puede llegar cuando se examina el verdadero desglose del recibo de la luz.
En un ejercicio de transparencia imperativa, las compañías de suministro eléctrico incluyen en la factura de la luz un desglose de los diferentes importes que suma la factura, sin embargo, hay mucho más de lo que se muestra en el recibo.
Lo que muestra la factura de la luz
A parte de los datos de abonado y toda la información adicional que se incluye en una factura eléctrica, el recibo muestra varios conceptos que son los que está pagando el cliente. Algunos conceptos son porcentuales en forma de impuestos, y otros depende de lo que se consume y el contrato que tenemos cada uno de nosotros con las eléctricas.
- Potencia contratada: a cada vivienda se recomienda una potencia de contrato en virtud de la electrificación que tenga. Por ejemplo, las casas con climatización deben tener una potencia mayor que las que no necesitan aire acondicionado. La potencia contratada se materializa en un módulo instalado en el panel eléctrico de la vivienda y que hace “saltar los fusibles” cuando se supera el límite contratado. Su peso en la factura se calcula en virtud de la cantidad según los kW contratados multiplicados por los días a facturar.
- Potencia consumida: es realmente el consumo que se hace en una vivienda. La cantidad de kWh que se gasta en iluminación, frigorífico, climatización y todos los equipos que se pueden enchufar en la casa. Su precio se calcula sumando todos los kWh consumidos y multiplicando por el precio de mercado o la tarifa que corresponda aplicar según el contrato.
- Contador: es un equipo que no le pertenece. El contador es de la compañía eléctrica, que se lo alquila y se lo cobra por días. El precio del alquiler es de tan solo unos céntimos, pero agrava el importe de la factura.
- Impuestos: dos son los impuestos que se aplican a la energía eléctrica de uso doméstico. Por una parte el IVA, actualmente en el 21% -a pesar de que la electricidad es un bien básico de consumo-, y por otra el impuesto especial de electricidad, que se sitúa próximo al 5%. Es decir, más de una cuarta parte de la factura se va en impuestos.