España vuelve a mirar al sol como medio de energía limpia. Tras una década perdida por las más diversas trabas impuestas en materia de legislación parece que se está comenzando a ver luz (solar) al final de un túnel que para muchos inversores ha sido un camino difícil. La aprobación de una renovada regulación volvería a abrir la puerta para que el autoconsumo (individual y compartido) vuelva a ser un objetivo para particulares y empresas.
Hemos visto triplicarse las instalaciones de paneles para el autoconsumo en solo 2 años, pasando de 55 megavatios en 2016 a 236 de 2018. Otro indicador importante es que de la nueva potencia fotovoltaica que se ha instalado en 2017 el 90% se ha destinado al autoconsumo. Los paneles solares proliferan en las casas particulares de manera que instalación de placas para el autoconsumo llegará a los 400 megavatios en este año 2019 que finaliza, lo que supone el doble que en 2018.
En este momento la política se posiciona claramente a favor desde las renovables de manera que UE y el Gobierno han mostrado claramente su idea de aumentar el papel de las tecnologías limpias. Esto hace que España registre un nuevo ‘boom’ de la energía fotovoltaica que las empresas del sector ven comenzar a despegar. Muestra de ello es que hasta las petroleras han vuelto la mirada hacia las placas solares como parte importante de su actividad y su inversión de cara al futuro. Como dato a tener en cuenta la Agencia Internacional de la Energía apunta que la energía fotovoltaica distribuida aumentará en el mundo en más de un 250% para 2024.