Aerotermia, todo lo que necesitas saber

La preocupación por el medio ambiente y las consecuencias que sobre nosotros tiene su maltrato es una conciencia que cada vez está más extendida. Explotar el planeta nos está trayendo consecuencias evidentes y otras que aún son imprevisibles. Esta nueva forma de ver nuestro entorno y el día a día, desde el respeto a la naturaleza, ha llevado a la sociedad a impulsar numerosas medidas para poder disfrutar de la Tierra sin castigarla.

Este concepto se ve reflejado en la construcción y la arquitectura, sectores en los que cada vez más empresas se especializan en desarrollar nuevas formas de hacer su trabajo sin perjudicar al medio ambiente. Para ello se usan cada vez más los materiales respetuosos con el entorno combinados con procedimientos de construcción menos lesivos y energías menos contaminantes.

Energía limpia

Una de esas opciones limpias, que aprovecha la energía del aire, es la aerotermia, que extrae la energía existente en el aire exterior mediante una bomba de calor muy eficiente del tipo aire- agua. Este proceso consiste en extraer la energía del aire y cederla a un circuito de agua que recorre el sistema de calefacción o lo acumula para agua caliente sanitaria. Esta opción es viable para el verano y el invierno, tanto para nuevas edificaciones como para edificios ya existentes. Aunque el coste de su instalación es más alto que el de otras energías limpias, su amortización es muy rápida, estando cifrada en 2 o 3 años.

Un problema de la aerotermia era lo voluminoso de su equipo instalado, pero en los últimos avances se han conseguido nuevos dispositivos más reducidos, idóneos para usarlos en nuestras casas. Un equipo de aerotermia solo necesita una unidad exterior en contacto con el aire y otra unidad interior (o hidrokit) colocada en los lugares que deseemos climatizar. El proceso es sencillo: La unidad exterior recoge la energía del aire del exterior, transfiriéndola a una bomba de calor mediante un ventilador. El aire pasa a un evaporador donde pierde aproximadamente un 10% de su calor que es recogido por un líquido refrigerante y, gracias a las altas temperaturas, este se evapora y se convierte en gas. El gas pasa a un compresor, sufriendo un nuevo ascenso de temperatura debido a la alta presión derivando en vapor sobre calentado, un condensador en el cual pasa su calor al agua acumulada en un depósito, volviendo a estado líquido, traspasando la temperatura al agua, que sirve posteriormente como calefacción y agua sanitaria.

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